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De las zapatillas de Cacho a las de fibra de carbono: la historia de JOMA y el atletismo

De las zapatillas de Cacho a las de fibra de carbono: la historia de JOMA y el atletismo

¿Quién no se ha calzado unas Joma en algún momento de su vida? Han supuesto una ayuda fundamental para miles de niños y niñas que se iniciaban en el atletismo en particular (y en el deporte en general). Esto los de Portillo de Toledo lo han tenido siempre claro, ha sido un mantra fundacional de la compañía erigida por Fructuoso López (la creó siendo un veinteañero y sigue al pie del cañón al filo de los ochenta años): apoyar a la base. Pero no solo se quedaron ahí, porque Joma creó en la década de los ochenta un equipo de atletismo profesional en el que nos mirábamos todos cuando empezábamos y al que nos hubiera gustado pertenecer… por esa razón calzar las zapatillas de clavos Joma (acrónimo de José Manuel, el primogénito de Fructuoso) o alguno de sus polivalentes modelos de entrenamiento era un orgullo; porque vestías como la élite. Grandes nombres pasaron por el club: Rodrigo Gavela (tuvo el récord de España de maratón y fue dos veces campeón de España en los 42,195 km) o Fermín Cacho (sobran las palabras, aunque podemos resumir diciendo que es el mejor atleta español de la historia y uno de los más destacados de todos los tiempos a nivel planetario). Joma es la única zapatilla española que puede presumir de ser campeona olímpica.

Siempre ha sabido hacer zapatillas de gran calidad y estar a la altura de las últimas tecnologías y competidores con un producto mucho más asequible para todos. Es la democracia aplicada al deporte popular. Son legión los que se calzaron los clavos amarillos hace casi cuarenta años para poder desplazarse con solvencia en el barro de los croses y el tartán de las pistas.

Míticos modelos ha tenido la marca. Nos hacían mejores los días de machaque, como la 367 que se lanzó en 1981. Fue un éxito de ventas por su buen precio, funcionalidad y durabilidad. Joma tenía la capacidad de jugar fácilmente con los diferentes materiales que componían la zapatilla al realizar todo el proceso en Portillo de Toledo, su cuartel general. Sabor casero que, de paso, constituía una ventaja empresarial. Ellos mismos crearon varias zapatillas de tecnologías innovadoras que venían con diferentes cilindros de espuma para colocar en el talón a gusto del consumidor, como en la JV-3, en la que se aprecian los tres huecos donde se podían introducir cilindros de espuma suave, más dura, o dejarlos así para que el talón tuviera más margen de aplastamiento y el aterrizaje con el suelo fuera mucho más blando. Esa capacidad de poner diferentes tipos de EVA en cada lugar de la media suela les hizo pioneros al ofrecer diversas propuestas para multitud de tipos de corredor.

En los años 80 Joma referenciaba sus zapatillas por números, pero a partir del año 92 les pusieron nombres de atletas: la más avanzada era la Fermín Cacho. Le seguían los modelos Antonio Serrano y también sacaron dos con el nombre de Rodrigo Gavela, actual director del Circuito Carrera de la Mujer Central Lechera Asturiana. Hubo un modelo Fermín Cacho excelente para carretera, “que a mí me salió muy bueno y lo utilicé durante varios años en sus diferentes evoluciones”, afirma Gavela. Era muy reconocible por sus colores blanco y rojo, muy robusta, equilibrada, estable, con una absorción de impactos excelente, gran agarre y buenas sensaciones sobre cualquier terreno.

COLABORANDO CON LOS ATLETAS PROFESIONALES

Joma desarrollaba muchos de sus productos en estrecha colaboración con sus atletas para que respondiesen exactamente a las necesidades de los competidores de primer nivel. Por ejemplo, en la zapatilla de maratón de los 90 era Rodrigo Gavela quien se encargaba junto al diseñador de poner o quitar media suela, o incluir un tipo de Phylon más denso o blando en cada zona de la pisada, según lo necesitara. Así, los maratonianos conseguían tener una de las mejores zapatillas del mercado mundial para correr la mítica distancia, sin jugársela a un modelo de otra marca, más fino o duro, que les podría lesionar. “Hicimos dos modelos, uno ‘súper rápido’ y otro ‘rápido’. El primero conseguimos aligerarlo hasta unos 210 gramos (en mi talla 44) y el otro era algo menos ligero, estaba en torno a los 245 gramos. Se diferenciaban fundamentalmente en la suela, blanca y muy fina en las más ligeras y negra y más gruesa en las otras. Este segundo modelo estaba pensado más para los corredores menos ligeros o que no competían tan rápido”, explica Gavela. Y continúa:

“Durante los primeros meses nos dedicamos a probar diferentes tipos de medias suelas de EVA cortada. Aunque Joma ya fabricaba zapatillas de entrenamiento con EVA inyectada, las de clavos y maratón aún las hacían con gomas de EVA cortada. Esto le permitía fabricar series cortas del mismo modelo con diferentes densidades y probarlas con muchos atletas para ver cuáles daban mejor resultado. El feedback de las pruebas se tenía en pocas semanas, esto les permitía sacar tiradas de modelos mejorados cada poco”.

Para la media suela, el hombre que llegó a correr el maratón en 2:10:27 recuerda que “probábamos muchos tipos de EVA, combinando tres niveles de dureza y absorción hasta que encontrábamos los más equilibrados. También estudiamos mucho la disposición de las diferentes durezas, para darle más estabilidad a la zapatilla. En la zona del talón iba la EVA más dura, en forma de herradura (alargada por el interior hasta debajo del puente); en su interior la EVA más blanda; y en la parte media y delantera otra de dureza media”.

Otro factor importante era el grosor de la misma para buscar la mejor combinación entre absorción, comodidad y reactividad, con 2,3 centímetros de altura en la zona del talón y 1,2 en la zona de impulso. A partir de ahí, Gavela selaña que “nos centramos en otras mejoras importantes como la suela y la plantilla. La suela era Vibram con muy buen agarre en todo tipo de asfalto, aunque estuviese mojado, y con una alta capacidad aislante de la temperatura del asfalto, lo que se agradecía mucho en verano. La plantilla era Bayer e iba pegada; tenía una capacidad increíble de absorción del sudor, permitiendo llevar el pie siempre seco y evitando muchas rozaduras en los maratones; y al ir pegada no se movía nunca. Estos dos componentes superaban con mucho a lo que había en aquel momento en el mercado de las demás marcas. El guante de la zapatilla siempre era blanco y muy transpirable, para no acumular calor en los días más soleados y con ello mantener más baja la temperatura del pie. Con un refuerzo muy duro y rígido rodeando la zona del talón, reforzado con una cuña de plástico para darle aún más estabilidad. Con ello se evitaban vibraciones excesivas en el tendón de Aquiles, que en una distancia tan larga como el maratón puede acelerar la fatiga muscular y tendinosa. Lo que perjudicaría enormemente el resultado final. También buscamos una horma media para ajustarla como un guante al pie, lo que daba una sensación de sujeción impresionante. Se consiguió un modelo tan bueno que hoy en día seguiría siendo una zapatilla puntera para competir, si no contamos las de placa de carbono. Lo que no podemos decir es que fuera muy llamativa o agresiva en diseño. A mí me parecía elegante y sencilla, y con ella batí el récord de España de maratón”.Pero la devoción por la tecnología de los manchegos no quedó ahí. En esa misma década de los noventa sacaron a la luz modelos como las Roma 1467 —con la firma del mismo Gavela— que presentaban cámaras de aire delanteras y traseras a la vista.

La inquietud y el trabajo para lanzar al mercado productos fiables y que rindan de verdad (la exigencia del corredor popular ha crecido a un ritmo casi tan alto como la propia compañía) durante todas estas décadas, les ha llevado a crear varias tecnologías propias que llegan hasta la actualidad y se siguen modernizando, como su conocido sistema de estabilidad Stabilis, el ajuste y soporte del upper Sportech o el Phylon que ahora forma el conjunto Rebound en la media suela.

LA UNIÓN CON LA RFEA

En 2009 Joma da un gran paso y se une a la Real Federación Española de Atletismo para vestir a más de 575 atletas, 300 entrenadores, 980 voluntarios y 600 jueces. El acuerdo entre ambos sigue vigente y los éxitos y medallas de los deportistas se producen bajo la comodidad de los mejores materiales técnicos para competir en las pistas de todo el mundo.

Los Juegos Olímpicos son siempre el evento deportivo más importante (el evento en general, podríamos apostillar), y por eso Joma no desaprovechó la oportunidad de ser protagonista en la gran cita; en los Juegos de Río se convirtió en una de las marcas deportivas con mayor presencia. La compañía española patrocinó a un total de diez comités olímpicos: España, México, Portugal, Bulgaria, Moldavia, Marruecos, Kirguistán, República Dominicana, Guatemala y Malta, además de a 18 federaciones de diferentes disciplinas.

Un total de 17.000 deportistas participaron en Río, de los cuales 1.600 vistieron Joma, dato que representó casi el 10% del total y obligó (gustosamente) a diseñar y producir más de 10.000 prendas. Un hito que no se hubiera podido llevar a cabo sin su nuevo sistema logístico instalado aquel 2016 en una de las plantas de Portillo de Toledo; hace posible procesar pedidos, diferentes prendas y tallas, las 24 horas del día. Antes lo hacían manualmente Fructuoso y su familia, un sistema bajo el que hubiera sido implanteable alcanzar las cotas de excelencia de este último lustro.

En 2018 Joma renueva su patrocinio con muchos de los grandes eventos en los que está involucrada y comienza a personalizar zapatillas para sus carreras, como el caso del Movistar Medio Maratón de Madrid, el de París o el Maratón de Oporto con los modelos Storm Viper y Super Cross. Aquí un inciso futbolero, otro campo trillado por los de la J: ¿Sabéis quién fue la primera marca del mundo en producir unas botas de un color distinto al negro? Pues eso. Un recuerdo para Alfonso Pérez, el primero en lucirlas (luego le dio al running con buen nivel, por cierto).

Para los Juegos de Tokio, Joma equipará a las federaciones de España, México, Eslovenia, Bielorrusia, Escocia, Georgia, Moldavia y Gales, pero también a los comités olímpicos de España, Guatemala, Moldavia, Portugal, República Dominicana, Jordania, Marruecos y Malta, para los que ha diseñado ropa de paseo, desfile y pódium. Los atletas españoles correrán con una nueva equipación que difumina el amarillo con el rojo para dar protagonismo al hilo rojo. “El hilo es la esencia y el punto de origen de cualquier prenda y es también un elemento de unión. Existe una leyenda que dice que todas las almas gemelas están unidas por un hilo rojo que puede doblarse o estirarse pero que nunca se rompe. Son almas predestinadas a encontrarse y cuando se unen forman un equipo inseparable. Es la mejor representación del destino que estaba escrito y que debía unir al atletismo español y la marca deportiva española líder en el mundo. Esta unión de más de 12 años es tan fuerte como el hilo rojo”, explican de manera muy poética los miembros del departamento de comunicación de Joma.

Pero este 2021 Joma no solo se ha centrado en los Juegos, sino que con su incasable trabajo ha conseguido dar con el nuevo modelo de la marca para correr maratón al estilo de lo que se reclama en el mercado actual. Se trata de la R3000, que contará con una placa de fibra de carbono y que utilizará la misma espuma súper ligera y reactiva en la media suela que las R5000, la zapatilla que actualmente utilizan los atletas de la marca para competir y realizar entrenamientos de series.

Joma seguirá siendo una empresa familiar, pero también una gran marca que, desde un pequeño pueblo de Toledo, nos seguirá vistiendo, calzando y, sobre todo, dándonos grandes alegrías.

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