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El Lamborghini Huracán STO, a prueba: una dana de sensaciones

El Lamborghini Huracán STO, a prueba: una dana de sensaciones

5.30 de la mañana. Día de verano. Despierto. Al segundo parpadeo, salto del sofá como un resorte y me activo. Me quedé dormido viendo el tenis. Me ducho. Entro a ver a Nerea, duerme; Elena, también. Diez minutos después salgo de casa dirección Terminal 2 del aeropuerto internacional Adolfo Suárez Madrid Barajas, donde a las 6.30 embarco para Roma. El motivo merece la pena: probar el extremo Lamborghini Huracan STO.El Lamborghini Huracán STO, a prueba: una dana de sensaciones El Lamborghini Huracán STO, a prueba: una dana de sensaciones

Hay bullicio en el aeropuerto; no como unos meses atrás cuando volaba a Bolonia en una situación similar, cuando su ausencia era sinónimo de temor. Embarcamos con normalidad en el vuelo de Air Europa que nos llevará a Roma y de allí al circuito de Vallelunga, a encontrarnos con la bestia.

Huracán STO: derivado del ganador de Daytona

Confieso que al desembarcar cuando me llega la fila número 26 me encuentro nervioso. Tengo el pasaporte europeo de vacunación, doble test de antígenos negativo y he rellenado la hoja con todos los datos de dónde vengo y adónde voy que sirven de declaración responsable de que no porto el maldito bicho.

La sorpresa es mayúscula al salir del aeropuerto de Fiumicino sin que nadie me interpele para pedirme ningún tipo de documento en una oda maravillosa a la trazabilidad y que hace pensar en esas comparaciones entre Italia y España, que nos hermanan casi siempre y nos alejan de los vecinos del norte de la Unión Europea.

A todo esto, un chófer con el cartel de Lamborghini me ha recogido la maleta y camino junto a él hacia un Audi A8 que me trasladará al hotel donde me uniré a la comitiva de la presentación dinámica del Lamborghini Huracan STO.

Llego al hotel situado junto a la piazza del Popolo, fácilmente reconocible por su obelisco central y para los seguidores de la saga del escritor Dan Brown, dado que el profesor Langdon busca pistas contra los Iluminati en la iglesia de Santa María del Popolo, en Ángeles y Demonios.

Apenas tardo media hora en dejar la maleta, tomar un café, cuando otro chófer me pregunta si estoy listo, a lo que respondo que sí. Me invita a que le acompañe, me abre la puerta trasera de un Lamborghini Urus, naranja fluorescente. Los romanos y los turistas miran con asombro ese vehículo, nada discreto como buen toro de Sant'Agatha Bolognese, mientras nos alejamos camino de nuestro destino final: el circuito de Vallelunga.

Es un trazado singular, como todos, perfecto para desarrollar el set up de vehículo: recta mínima, curvas abiertas rápidas, horquillas lentas, una chicane media, para combinar frenadas fuertes con pasos por curva rápidos.

¿Es tu primera vez en Vallelunga?, me preguntan. Sí, respondo, al mismo tiempo que pienso en que no me subo a un Huracán desde su lanzamiento internacional, en esa bajada desde Ascari hasta Marbella por esa carretera maravillosa... cuando no va muy cargada de vehículos y está seca.

STO: Super Trofeo Omologatta

Porque ante mí se muestra la nueva creación de Lamborghini, el Huracán STO (significa Super Trofeo Omologatta), Es una creación que deriva de la competición según Stephan Winkelmann, que ha vuelto a tomar las riendas de la marca desde el pasado enero tras su paso por Bentley y Audi Sport (Quattro Gmbh). "Tras ganar tres años seguidos las 24h de Daytona, ahora podéis disfrutar de este deportivo que deriva de la competición, pero que también queremos que nuestros clientes puedan usar más allá del circuito".

Si miramos al Huracán STO y a su fisionomía, no parece el vehículo más cómodo para ir al súper o para llevar a los niños al colegio. Además, con tanta fibra de carbono por doquier (salvo puertas y techo que son de acero, el resto de la carrocería es de dicho material) parece un sacrilegio dejarse la mitad del spoiler delantero en un bache o al superar un paso de cebra convertido en badén.

Porque cuando entro a mi box, y digo mi box porque encima de la puerta pone Félix García Fernández, me encuentro con un Huracán STO de color verde flúor con trazos naranjas. El cliente de Lamborghini no quiere pasar desapercibido y menos con un superdeportivo que deriva también de Huracán GT3 ganador de las 12 horas de Sebring.

Cofango: como el Miura o el Sesto Elemento

El Lamborghini Huracán STO, a prueba: una dana de sensaciones

Uno de los ingenieros de la marca nos explica lo que es el Cofango. Es un término inventado por Lamborghini que deriva de Cofano (capó) y parafango (guardabarros). Engloba en una pieza única -como en el Miura y el más reciente Sesto Elemento- la carrocería delantera. Esta combinación se hace para poder reparar los elementos mecánicos que se sitúan debajo de ella de forma más rápida si surge algún problema en una competición.

Incorpora un nuevo frontal que dirige el flujo de aire por los bajos del vehículo hasta el difusor trasero. Cuenta con dos aberturas en la parte superior central para redirigir los flujos de aire hacia la parte superior trasera donde emerge la aleta de tiburón inteligente y el majestuoso alerón con tres posibilidades de carga aerodinámica en función de las necesidades de pilotaje y que es capaz de generar entre 323 y 420 kilos de fuerza para pegar al Huracán STO al suelo. Además de reducir un 13% las vibraciones de la parte trasera del vehículo.

Mecánica: un V10 de sonido natural

El Lamborghini Huracán STO monta el motor ya conocido de este modelo que comparte arquitectura con el del Audi R8 y con su hermano el Huracán Performante. Es el V10 atmosférico que da 640 caballos, situado en la parte trasera del vehículo. El par motor es de 565 Nm a 6.500 rpm, aunque estira hasta 8.500 vueltas. La transmisión es de doble embrague y siete velocidades, enviando la fuerza motríz al eje trasero.

Me pongo el casco, el cinturón y cierro la puerta. Pulso el botón de arranque y piso el acelerador al que acompasa un precioso petardeo que emana del tubo de escape. Es natural y no modificado electrónicamente como pasa en muchos deportivos de ahora que han sucumbido al turbo. Lo hará también Lamborghini pero, de momento, durante 2021 y 2022 la marca está celebrando su despedida de los motores atmosféricos y el V10 es uno de ellos junto al V12 del Aventador.

Es fácil encontrar la postura de conducción con el ajuste manual de asiento y volante. Estoy acostumbrado por mi estatura a no ver el final del morro del vehículo en todos los superdeportivos. Me llama la atención que en la parte baja del volante está el selector de modo de conducción. Por defecto, el coche arranca en STO, si pulsamos hacia abajo pasamos a Trofeo y con un toque más a Poggia. Este último es como el modo WET del Porsche 911 para cuando llueve mucho o circulamos por asfalto resbaladizo.

Me familiarizo con las levas del cambio que no son solidarias con el volante, recuerdo dónde estaban los intermitentes (en medio del volante) y doy un acelerón. Tremendo el sonido del V10 atmosférico. Real, nada de sonido creado electrónicamente y que me llega de forma nítida aun con el casco puesto. Me ajusto el cinturón de competición y me doy cuenta de que el coche no sólo tiene las dos GoPro para grabar la imagen sino que tengo cables y una mini centralita en el suelo del copiloto.

Tengo la suerte de que me van a dar una clase de telemetría. Salimos a la pista, en la que nunca antes he entrado y sólo conozco de forma digital, con un mostrenco de 640 caballos en el que nunca me he subido antes. Voy detrás de otro Huracán con un piloto probador que me hace de guía y, a través del walkie me cuenta cómo he de tomar las curvas y en qué relación sería más óptimo hacerlo.

Maravilloso. Apréndete el coche, memoriza las curvas y las marchas en cada una en una vuelta. A la segunda, el joven piloto italiano incrementa considerablemente el ritmo y comienzo a sudar un poco. En el ambiente 39 grados, en pista 67 grados.

Al volante del Huracán STO

Lo primero que compruebo en el curvone que se pasa en quinta ahuecando un poco el pedal del acelerador al entrar y pisando a fondo de nuevo en ella es lo que transmiten los neumáticos a la dirección y a mis torpes manos. En el culo sientes como deslizan las ruedas traseras de forma leve pero sin perder adherencia ni velocidad. El control de Lamborghini con un camber modificado y con el control vectorial de las fuerzas laterales hace que el Huracan STO sea un tronco en el buen sentido de la palabra: va donde le pides que vaya y sin rechistar mucho siempre que seas progresivo con el acelerador.

Llegamos a la primera frenada fuerte, reduciendo dos marchas, y nos dan una confianza tremenda los frenos. El Huracán STO cuenta con un sistema hidráulico de doble circuito con servofreno por vacío; con pinzas de aluminio de 6 pistones delante y 4 pistones detrás, con los discos carbocerámicos (CCR-R) ventilados y perforados que miden 390 x 34 mm delante y de 360 x 28 mm detrás.

El Huracán STO entra perfecto en la doble curva y me sorprende para bien la rapidez de la caja de cambios de doble embrague al subir de marchas; la rapidez y la sutileza en el engranaje. Al ir en modo Trofeo, al acelerar sobre todo si pasamos de 4.000 vueltas, es preciso tener tacto con el acelerador para que el tren trasero no deslice.

A pesar de que pueda pegar algún latigazo, lo sientes bien en el culo y es fácil corregir la trayectoria con un contravolante y gracias a la actuación del diferencial trasero. Lo que intento es no deslizar (o hacerlo lo mínimo) para trazar de forma fina las curvas. Así, mientras trato de memorizar marchas y circuito consumimos la primera vuelta.

Entramos en la segunda y la que va a servir para la telemetría. Tras la segunda curva, me olvido del tema y me centro en disfrutar del Huracán STO y de Vallelunga. A pesar de que el driver de Lamborghini me espera, me cuesta seguir su ritmo. Y cuando me ve pasado, me recuerda "brake hard, second gear". "Ya, ya, esta era la curva lenta", pienso.

Terminamos la vuelta, me bajo con los ronchos de sudor en la sobaquera al estilo Camacho en el mundial de Corea (os recuerdo que soy anciano según el Gobierno) y me llevan al box para analizar la telemetría. Para mi sorpresa no lo he hecho rematadamente mal. El mayor fallo es que no freno tan fuerte como debería al entrar en la curva, algo normal si no entras en un circuito habitualmente, y, un segundo fallo, es que debo acelerar de forma más progresiva. Lo mejor, la trayectoria: es básico al igual que con el acelerador ser progresivo en el giro de la dirección cuando se sale de la curva, me explican tanto el ingeniero como el piloto probador de Lamborghini.

Todavía me faltan tres stints de cuatro vueltas cada uno, así que cuanto antes mejor. Ahora ya se trata de disfrutar. Es fácil hacerlo con este Huracán STO que pesa 43 kilos menos y tiene un 53% más de carga aerodinámica que su hermano el Performante. Ayuda a ser más ligero que el Huracán STO es tracción trasera. Algo que no percibes si no vas muy al límite. Si consigues cogerle el tranquillo y trazar fino como hemos dicho antes, puedes ir muy rápido en el paso por curva y divertirte mucho.

Gracias también al agarre de los Brigestone Race específicos para este coche. La marca japonesa de neumáticos explica ha desarrollado dos tipos de gomas para este Huracán STO. Para un uso diario estarían los Sport, mientras que los mencionados Race serían para circuito y con un sobrecoste de un 15% más. Si bien, no dice cuánto cuesta cada neumático....

Criogenizado para templar las emociones

Acabo los stints con la adrenalina por las nubes. Ni me acuerdo del virus. Estoy empapado. Con más de 40 grados de temperatura y 65 en el circuito, es normal. La sorpresa es que a la salida del coche me ofrecen la posibilidad de tener un tratamiento de frío en una máquina de criogenización utilizada por la selección italiana de fútbol para la recuperación de los jugadores.

Como hemos venido a jugar, digo que sí. Lo primero, firmar el consentimiento por si te da un hachazo el corazón y te quedas en el sitio. Me explican las dos posibilidades del tratamiento. El primero: dos minutos a 110 grados bajo cero; el segundo, tres minutos a 140 grados bajo cero. Con el primero es suficiente, me dice el técnico. Avanti. Me cambio, me pongo unos guantes y una cinta en la frente para el dolor del frío y entro en la cabina.

Al principio la sensación es de frescor, me gusta. A los 30 segundos ya tengo frío. Cuando ha pasado un minuto (lo sé porque cada 30 segundos el técnico que pregunta desde fuera si estoy ok y le respondo que sí con el pulgar hacia arriba), empiezo a contar mentalmente 60 segundos. Se me hicieron largos.

Al salir tras los dos minutos, el paisano me dice que voy a dormir de cine esta noche y descansaré el doble. A las 4.30 de la mañana suena el teléfono de la habitación del hotel. Contesto dormido. Su tránsfer para el aeropuerto está esperando. La verdad es que no sé, si he descansado más por el tratamiento, lo que sí sé es que se me ha hecho corto.

Mientras voy hacia al aeropuerto recuerdo que el Lamborghini Huracán STO está disponible en España desde 301.789 euros y que de Sant'Agatha Bolognese saldrán tantas unidades como demanda haya pues no hay ningún tipo de limitación a su producción.

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