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Eyaculación femenina y squirting: ni son lo mismo ni es algo de lo que avergonzarse

Eyaculación femenina y squirting: ni son lo mismo ni es algo de lo que avergonzarse

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Las mujeres y las personas con vulva también eyaculan, aunque este líquido no siempre se expulsa ni tiene por qué ir unido al orgasmo. Así lo explica la psicóloga y sexóloga Virginia Paños y añade que el desconocimiento sobre este proceso se debe a la falta de atención que históricamente ha recibido la sexualidad femenina.

La eyaculación femenina proviene de las glándulas parauretrales, que se encuentran en el primer tercio de la vagina. “lo que conocemos como zona G”, aclara Paños. “Al estimular esa zona y lograr la excitación, estas glándulas se congestionan y se llenan de líquido y aumenta su tamaño”.

Todas las personas con vulva eyaculan y su líquido puede ser expulsado a través de los orificios parauretrales, pero no con potencia. La sexóloga aclara que este líquido —de color blanquecino e inoloro— no es orina.

“Puede dar la sensación de que estamos orinando y puede generar vergüenza, dando lugar al bloqueo o represión, pero hay que recordar que es un proceso totalmente normal”, añade. Otras veces el cuerpo lo reabsorbe y es expulsado por la uretra al orinar.

También puede ocurrir que se produzca una eyaculación con o sin orgasmo. “No tienen por qué ir unidos, ni implica más placer. Debemos romper este mito porque supone más presión durante las relaciones sexuales”, apunta Paños.

¿Qué es el squirting?

Como explica la sexóloga, a menudo se tiende a creer que la eyaculación femenina y el squirting son lo mismo, pero no es así. Este término, que viene de la palabra inglesa squirt (chorro), se utiliza para expresar el proceso de expulsión de otro tipo de líquido diferente al que se segrega con la eyaculación, “más transparente y diluido”. En este caso, sí se expulsa por la uretra, pero tampoco es orina, “aunque se pueden encontrar restos”.

“Se cree que puede deberse a una hiperfiltración de los riñones que sucede de forma rápida durante la excitación, llenando la vejiga. También pueden influir en este proceso el conjunto de hormonas que se segregan en estos momentos como la oxitocina o la antidiurética”, explica.

El squirting tampoco es una expulsión potente, “como se retrata a menudo en el porno”, ni tiene por qué coincidir con el orgasmo o ser más placentero. “A diferencia de la eyaculación, aquí sí que hay más voluntariedad, y hay personas que pueden conseguirlo premeditadamente”, explica Paños. “En cualquier caso, no experimentarlo no es síntoma de disfunción sexual. Es algo normal también”, añade.

Paños recuerda que lo importante es disfrutar de la práctica sexual. Para ello, hay que relajarse para poder llegar a una buena excitación. “No es bueno obcecarse con conseguir experimentar el squirting o llegar al orgasmo porque lo único que conseguiremos es frustrarnos”, apunta. Del mismo modo, hay otros trucos para incrementar el placer como la estimulación de la zona G y de otras partes de la vulva, como el clítoris.

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