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Harper Lee: crece el misterio sobre la herencia de una best seller

Harper Lee: crece el misterio sobre la herencia de una best seller

Al morir mientras dormía hace dos años, a los 89, la novelista Harper Lee dejó un reguero de dudas persistentes sobre su vida y su obra.

¿Por qué decidió, en sus años finales, publicar una segunda novela, 55 años después de su indiscutible éxito Matar a un ruiseñor? ¿Quedaron otras obras desconocidas? ¿Quién heredará sus archivos literarios, pretendidos por muchas universidades, y quién su patrimonio, de un valor estimado en decenas de millones de dólares?

El martes, un juzgado de Alabama hizo público el testamento de Lee, pero el misterio que rodea a una de las autoras más preciadas de la literatura de EE.UU. no hizo más que aumentar.

Firmado el 11 de febrero de 2016, ocho días antes de su muerte, el testamento establece que el grueso de sus activos, incluidas las propiedades literarias, fuese transferido a un fideicomiso que Lee suscribió en 2011.

Los documentos del fideicomiso son reservados, de modo que todas las preguntas sobre qué va a ser del archivo literario y quiénes de sus familiares más cercanos podrían beneficiarse con el patrimonio de la autora van a seguir sin respuesta por ahora.

Tampoco está claro en qué medida el testamento difiere de cualquier documento previo que Lee pueda haber creado para repartir sus bienes.

La escritora nunca se casó ni tuvo hijos y los expedientes judiciales identificaron como herederos y familiares más cercanos a una sobrina y tres sobrinos, quienes se espera que por intermedio del acuerdo de fideicomiso reciban una parte no revelada de la herencia.

El testamento nombra albacea, o representante personal de la herencia, a Tonja B. Carter, abogada de Lee desde mucho tiempo atrás, y le otorga amplios poderes para custodiar el legado literario de Lee y el resto de sus activos.

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La novela de Harper Lee ya vendió más de un millón de ejemplares

Carter acudió en 2016 a los tribunales del Condado de Monroe, donde logró persuadir al juez de sucesiones Greg Norris de que precintara el testamento, invocando la voluntad de privacidad de Lee. Y pese a que en los expedientes judiciales la representación sucesoria destacó que hacerlo público podría dar origen al “potencial acoso” de los individuos identificados en él, el documento en sí es llamativamente críptico.

Se hizo público la semana última, sobre la base de una demanda entablada por The New York Times mediante la cual se pretende examinar el documento. Los abogados del Times alegaron que tradicionalmente los testamentos registrados en tribunales sucesorios de Alabama constituyen documentos públicos, y que las preocupaciones de Lee en cuanto a privacidad no eran diferentes de las de las otras personas, cuyos testamentos se procesaban en el sistema judicial.

El testamento le confiere a la abogada un control sustancial sobre la herencia y los bienes literarios de la autora.

Harper Lee: crece el misterio sobre la herencia de una best seller

“Es un documento público y la prensa y el público tienen derecho a acceder a los documentos públicos”, sostuvo Archie Reeves, abogado que representó al Times.

La semana pasada, cuando ambas partes se disponían a presentar testigos, la sucesión retiró su oposición a hacer público el testamento. No reveló su motivación.

Probablemente la falta de transparencia del documento alimente el escepticismo entre quienes sienten que Tonja Carter ha acumulado demasiado poder sobre la carrera y el legado de Lee. El testamento le confiere a la abogada un control sustancial sobre la herencia y los bienes literarios de la autora, que han sido asignados al fideicomiso Mockingbird (Ruiseñor), entidad formada en 2011. En aquel momento, Carter se desempeñó como una de sus dos administradores.

Los parientes de Harper Lee se esforzaron en mantener secreto el testamento.

“No se trata de un testamento fuera de lo común, y es lo que típicamente denominamos un testamento “derrame”, donde todo lo que integra la herencia se transfiere al fideicomiso y no hay que revelar los términos del fideicomiso”, dijo Sidney C. Summey, abogado especializado en sucesiones y fideicomisos de la ciudad de Birmingham, en el estado de Alabama.

“Lo hacen muy a menudo las personas de dinero, las que tienen notoriedad y las que sencillamente quieren conservar su privacidad”, dijo Summey.

Los parientes de Harper Lee se esforzaron en mantener secreto el testamento. Los llamados telefónicos a diversos miembros de la familia no dieron resultado.

En su carácter de representante personal, a Carter le corresponde una compensación por su trabajo. El testamento autoriza a la representante personal a percibir honorarios adicionales si es integrante de una organización, como un estudio jurídico, que realice tareas para la sucesión.

Carter se negó a analizar el testamento aludiendo a la inclinación de Lee por la privacidad. “No voy a analizar sus asuntos”, dijo.

Una de los dos testigos vinculados al testamento, Cynthia McMillan, ex asistente de huéspedes que atendía a Lee en una residencia en la que vivió ésta, dijo en una entrevista que cuando firmó el documento el estado de la escritora era coherente. “En mi opinión, fue racional”, dijo McMillan.

La herencia se formó principalmente a partir del enorme y prolongado éxito de la novela inicial de Harper Lee, Matar a un ruiseñor, ganadora del premio Pulitzer, de la cual se vendieron más de 40 millones de ejemplares en todo el mundo desde su publicación en 1960 y que sigue siendo un clásico en los programas escolares de Estados Unidos. Además, Ve y pone un centinela, su segunda novela, fue el bestseller de 2015 en EE.UU. y se vendieron de ella 1,6 millones de ejemplares de tapa dura, según la empresa de medición de ventas editoriales NPD BookScan.

Solamente de Matar a un ruiseñor se vende 1 millón de ejemplares por año en todo el mundo, que generan 3 millones de dólares en concepto de regalías para el poseedor de los derechos de autor, de acuerdo con los expedientes judiciales.

Por lo general considerada erróneamente solitaria, no fue una ermitaña, pero sí una feroz defensora de su intimidad

No obstante su fama y su riqueza en aumento, Harper Lee vivió siempre de manera sencilla y compartió una discreta casa de Monroeville con su hermana mayor, Alice, que murió en 2014. Solía verse a la escritora con pantalones de jogging buscando ofertas en el local de las grandes tiendas Dollar General, lavando su ropa en el Laundromat de su pueblo, tomando café en un McDonald’s o comiendo en David’s Catfish House, donde su té helado habitual y su plato chico de pescado salían alrededor de 6 dólares.

Por lo general considerada erróneamente solitaria, no fue una ermitaña, pero sí una feroz defensora de su intimidad y rehuía las entrevistas.

Lee volvió a estar en el candelero hace tres años cuando se publicó Ve y pone un centinela. El lanzamiento de este libro desencadenó un debate acerca de si la autora había sido forzada a publicar la novela, que había abandonado en la década de 1950 considerándola un primer intento de encarar la historia que se convertiría en Matar a un ruiseñor.

Con el lanzamiento de Ve y pone un centinela ya surgieron dudas sobre la vulnerabilidad de Lee y su estado mental y físico. La escritora había sufrido un derrame cerebral en 2007, tenía dificultades serias de visión y audición y se había mudado a un hogar de ancianos. En 2013, con motivo de un litigio por derechos de autor que llegó a los tribunales, los abogados de Lee dijeron que había sido obligada a ceder sus derechos de autor y que se habían aprovechado de ella por ser “una mujer de edad avanzada con dolencias físicas que dificultaban que pudiera leer y ver”.

La controversia que rodeó a Ve y pone un centinela dividió al pueblo natal de Lee, afligiendo a algunas de sus amistades y conocidos, que dudaban de que ella hubiese aprobado la publicación, en contra de la abogada, la editorial y el agente de la autora, dando lugar al tipo de espectáculo público que Lee aborrecía. Pero una agencia de Alabama investigó si la escritora había sido víctima de abuso a personas mayores y estafa económica y determinó que no había habido abuso.

Carter ayuda a dirigir una organización sin fines de lucro, Mockingbird Co., creada por Lee en 2015. Todos los años la organización pone en escena una representación de Matar a un ruiseñor en Monroeville.

Otra puesta diferente, extraída de la novela y con libreto de Aaron Sorkin, tendrá lugar este año en un teatro de Broadway. La sucesión de Lee aprobó una novela gráfica sobre Matar a un ruiseñor, adaptada por Fred Fordham, que será publicada en el otoño estadounidense. Y hay nuevos planes para Las huellas de Harper Lee, proyecto que los funcionarios locales esperan que atraiga a cientos de miles de turistas cada año a Monroeville. Las atracciones programadas incluyen un museo dedicado a Harper Lee y reproducciones de las casas de los personajes de Matar a un ruiseñor.

© 2018 New York Times News Service

Traducción: Román García Azcárate

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