Loading...

Perdí el control con mis hijos, ¿qué puedo hacer? La Pubertad: ¡una gran orquesta natural! La Navidad y la maternidad/paternidad

Perdí el control con mis hijos, ¿qué puedo hacer? La Pubertad: ¡una gran orquesta natural! La Navidad y la maternidad/paternidad

Como padres somos conscientes de la gran responsabilidad que tenemos de ser los primeros educadores de nuestros hijos. Es nuestro derecho decidir cómo formarlos buscando siempre su bien y nuestro deber hacerlo de manera respetuosa. Ningún otro papel o trabajo es superior a este, ellos son el modo más pleno de trascender en el mundo: son una parte de nosotros hecha una persona totalmente única e independiente.

El presente escrito no busca avivar sentimientos de culpa o ineptitud -que es común tener especialmente como padres- puesto que los seres humanos no somos perfectos ni lo vamos a ser, sino que pretende motivarnos a plantearnos metas altas porque sí somos perfectibles y es nuestra vocación y responsabilidad desarrollarnos como personas mientras cuidamos a nuestros hijos y les ayudamos a sacar lo mejor de sí mismos, todo el potencial que llevan dentro.

Sabiendo lo anterior es fácil reconocer que, muchas veces, en los contratiempos y dificultades del día a día hemos perdido los estribos: hemos regañado de más o de menos, hemos levantado la voz o usado nuestra fuerza sin quererlo así, hemos puesto dado alguna etiqueta o hecho un juicio del que estamos arrepentidos, hemos reaccionado con un gesto de desaprobación que pudimos haber evitado, o puede ser que hayamos puesto un castigo fuera de lugar o de proporción.

¿Qué podemos hacer?

1.- Primero que nada, pedir disculpas: manifestar que nos damos cuenta de nuestro error y hacer hincapié en que eso no significa que no se les quiera o valore.

2.- Enmendar lo hecho o dicho: dar un abrazo o un beso, dar una palabra de aprobación, compartir un momento juntos en alguna actividad que vuelva a estrechar el lazo.

3.- Aprender del error: no podemos darnos permiso de repetir errores de ese tipo, debemos aprender de ellos porque estos generan heridas que los pueden acompañar toda su vida.

4.- Conócete y frena: cuando te des cuenta de que estás a poco de perder el control emocional… detente y retírate. Busca alguna manera de balancear lo que está pasando en tu mundo interior y regresa cuando hayas recuperado las riendas.

5.- Recuerda que como tú le hables a tus hijos, ellos se hablarán a sí mismos. Los hijos siguen nuestros pasos y lo aprenden todo, por lo que nuestras palabras, gestos, acciones serán repetidas por ellos. Además, si tú te encuentras desbordado muy probablemente ellos también.

Para tus hijos tú eres todo, tú les enseñas cómo ver el mundo y cómo relacionarse con él y consigo mismos. Que este nuevo año sepamos valorar nuestra maternidad/paternidad porque quienes les damos las herramientas para ser felices y competentes somos nosotros, ellos son nuestro reflejo.

ebv

Artículos relacionados