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Pidieron asilo y los encerraron por años: la vida de los refugiados en Australia

Pidieron asilo y los encerraron por años: la vida de los refugiados en Australia
De acuerdo con el Consejo de Refugiados de Australia, hasta septiembre del 2021, en este país se encontraban un total de 1.459 personas en detención cerrada,278 personas porque llegaron al país en botes, y 562 están en detención comunitaria.
Foto: Agencia AFP

El Centro de Detención Migratoria Park Hotel, en Melbourne, Australia ha recibido atención mundial por haber tenido en sus instalaciones al tenista número uno del mundo y ganador de 20 Grand Slams Novak Djokovich. A este deportista le fue cancelada su visa y negado el ingreso al país ya que no se encuentra vacunado. Djokovich perdió la pelea que emprendió y, tras ser deportado, volvió a su país.

A diferencia de este famoso atleta, quién pasó algunos días en este recinto mientras esperaba respuesta sobre su estado migratorio, hay refugiados que llevan años retenidos en este lugar esperando una resolución por parte del Gobierno australiano. Djokovich está libre, los refugiados no.

De acuerdo con el Consejo de Refugiados de Australia, hasta septiembre del 2021, en este país se encontraban un total de 1.459 personas en detención cerrada, 278 personas porque llegaron al país en botes y 562 están en detención comunitaria.

Según este reporte, el promedio de tiempo que estas personas han pasado en detención ha sido de 689 días, lo que equivale a casi dos años. Además, hay 510 personas que llevan más de dos años en detención cerrada y 474 personas que llevan más de dos años en detención comunitaria.

El Gobierno de Australia cuenta con siete centros de detención a lo largo del país. Sin embargo, no todos los refugiados se encuentran recluidos en estos sitios. Los datos han sido obtenidos por este Consejo de Refugiados directamente del Departamento de Asuntos Internos, según el cual los refugiados también han sido ubicados en centros de detención alternativos como hospitales, hoteles, ancianatos e institutos psiquiátricos.

De la misma forma, el Gobierno australiano designó centros para detención comunitaria. Eso quiere decir que estas personas habitan en viviendas que ya fueron aprobadas dentro de una comunidad. Sin embargo, están sujetas a restricciones que las obligan a estar en sus hogares durante la noche, de acuerdo con el reporte.

A mediados del 2013, el Gobierno de Kevin Rudd, el entonces primer ministro del país, implementó una política migratoria que prohibía otorgarle la posibilidad de reasentamiento a alguna persona que solicitase asilo, incluyendo a los refugiados.

Este mandamiento continúa en el Gobierno actual, dejando en un limbo legal a estos refugiados, que llegaron al país en barcos. Debido a la norma, estas personas viven vigilados todos los días, sin la posibilidad de salir, encerrados en sus habitaciones, sin poder hacer ejercicio o ir a un hospital y, a veces, sin poder interactuar entre ellos mismos.

Según reportes de The Guardian, el COVID-19 afectó a casi la mitad de refugiados que estaban allí en el mismo centro migratorio que recibió a Djokovich. En ese lugar, 22 de 46 refugiados se infectaron con el virus. De hecho, uno de los refugiados emprendió una acción judicial contra el gobierno federal para que un equipo de ambulancia pudiera evaluarlo y tratarlo.

Según el artículo citado, antes de ser un centro de detención para los refugiados, se trataba de un hotel y se llamaba el Carlton Rydges, era usado como un hotel para hacer cuarentena y fue el epicentro de la segunda ola de COVID-19 en el estado de Victoria.

Este lugar fue responsable del 90 % de los casos de COVID-19 en dicho estado, debido a que tenía bajos estándares de prevención y control del virus. Había poco acceso a aire fresco para las personas hospedadas allí, así como a alimentos de buena calidad o limpieza.

Adicionalmente, hace unas semanas cuando hubo un incendio dentro del lugar, las autoridades migratorias prohibieron la salida de este sitio a los refugiados, aunque varios pisos estuvieran en llamas y varios alegaran que casi no podían respirar.

Por su parte, el Gobierno australiano se mantiene firme y aduce que no piensa cambiar estas políticas migratorias. Un portavoz del Departamento del Interior le indicó al medio de comunicación ABC que entre el 2008 y el 2013 más de 50.000 personas llegaron a Australia en 820 embarcaciones.

Según el vocero, durante este período “más de 1.200 personas se ahogaron en el intento de llegar a Australia en embarcaciones pequeñas que no eran aptas para viajes largos a través del océano abierto”.

También, se refirió a los traficantes de personas explicando que “son delincuentes que buscan lucrarse a expensas de otros. En el caso del contrabando de personas, es la vida de las personas la que está en peligro”, indicó el portavoz. La política migratoria, señaló, fue creada para disuadir a los contrabandistas de incluir a Australia como un destino para hacer dinero.

Por otro lado, un miembro de la Fuerza Fronteriza Australiana, ABF, por sus siglas en inglés, le comentó al medio australiano que todos los inmigrantes detenidos reciben “comida apropiada”, pueden realizar actividades, tienen acceso a Internet y alojamientos limpios.

No obstante, esto no es lo que afirman los refugiados, quienes ahora están recibiendo la atención del mundo sobre su situación. De acuerdo con ABC, Mohammed Miah, quien se encuentra detenido en este hotel usado como centro de detención, denunció que ha recibido comida con gusanos y pan con moho.

Con el arresto del tenista y la subsecuente atención mediática que han recibido, los refugiados esperan que su situación cambie y puedan ser liberados. Aunque muchos de ellos se preguntan, “¿por qué se necesita la presencia de una celebridad para llamar la atención sobre nuestra situación?”, así lo afirmó Miah al medio australiano.

Pidieron asilo y los encerraron por años: la vida de los refugiados en Australia

El peso de los años de detención para estos refugiados ha sido tan significativo que varios han decidido inmolarse. Uno de estos casos fue el de Omid Masoumali, un refugiado iraní que se prendió fuego en el 2016 durante una visita de monitoreo de las Naciones Unidas en protesta por su detención indefinida. Masoumali tenía 23 años.

En el 2019 una investigación hecha para determinar el porqué de su muerte, determinó que el verdadero motivo por el cual el joven iraní murió. Pese a que tenía quemaduras en más del 57 % de su cuerpo, este joven iraní murió dos días después por una demora en la atención médica y por un diagnóstico equivocado.

Según ABC, originalmente Masoumali fue tratado por una escaldadura, en una cuna de un bebé, en un hospital viejo y sucio con moho en las paredes. De hecho, este joven habría tenido de un 90 % a un 95 % de probabilidad de sobrevivir si hubiera sido atendido en un hospital australiano de forma oportuna.

Cuando este joven refugiado se prendió fuego a sí mismo, no fue atendido en la clínica de detención para inmigrantes, porque era un refugiado y la empresa contratada por el gobierno australiano solo estaba obligada a atender a las personas que solicitaban asilo.

A las autoridades encargadas les tomó 30 horas trasladar a Masoumali desde el hospital en Nauru, la isla donde se encontraba retenido, hasta la ciudad de Brisbane, que tenía la capacidad hospitalaria para tratar sus heridas, allí murió.

Por su parte, un psiquiatra de la Commonwealth, una asociación política con 54 países miembros incluyendo Australia, le contó al tribunal que muchos refugiados se sentían abandonados y desesperados debido a la incertidumbre sobre su futuro. Adicionalmente, según una encuesta realizada por ACNUR, la Agencia de la ONU para los refugiados, muchos de ellos han sufrido de fuertes depresiones y de síndrome de estrés postraumático, de acuerdo con este artículo.

Desde el 2012, el Gobierno australiano ha estado enviado a los refugiados a estos centros de inmigración en Nauru, una pequeña isla que alberga a 10.000 habitantes en Micronesia al noreste de Australia, de acuerdo con el Consejo de Refugiados de Australia.

Asimismo, de acuerdo con la enciclopedia Britannica a principios de este siglo el Gobierno de Nauru llegó a un acuerdo con el Gobierno de Australia de hospedar a los refugiados y a cambio recibirían millones de dólares de parte de Australia.

Esta isla, que otrora fue llamada el “país más pequeño y rico del mundo” por el New York Times, en los años ochenta, hoy en día apenas puede subsistir y sobrevive gracias al dinero que le da el Gobierno de Australia para mantener estos centros de detención para los refugiados, de acuerdo con The Guardian.

Nauru no es la única isla que ha alojado a los refugiados por encargo del Gobierno australiano. La Isla de Manus en Papúa Nueva Guinea también lo ha hecho. No obstante, este centro de detención fue suspendido, en el 2017. Duró cuatro años funcionando. El Gobierno australiano decidió reubicar a estos refugiados en otros centros de detención.

En estos centros se llegaron a albergar más de 3.000 refugiados, de acuerdo con el New York Times. Las condiciones para las personas en esta isla fueron descritas como “infernales”, de acuerdo con Amnistía Internacional.

Después de las elecciones, se incrementaron los intentos de suicidio por parte de los refugiados. Fueron 12 en total, ya que los refugiados esperaban que el Partido Laborista ganara y con ello se pudiera conseguir un cambio en las políticas migratorias en este país. Sin embargo, al ser reelegido el Partido Conservador y al reiterar que estas medidas no cambiarían, la desesperanza aumentó para los refugiados.

De acuerdo con el New York Times, desde el 2014, un total de 13 personas han muerto después de haber sido detenidos en estas dos islas, seis de ellas por suicidio. Varios grupos defensores de inmigrantes y personal médico expresaron su preocupación por la crisis de salud mental ocurrida en esta isla, incluyendo niños que se autolesionaban. En el 2019 el Gobierno australiano decidió dejar de detener menores allí. Actualmente no hay niños en detención cerrada, pero sí en detención comunitaria.

En el 2016 una corte de Papúa Nueva Guinea dictaminó que uno de esos centros vulneró los derechos humanos de los refugiados, lo cual provocó su cierre. A su vez, al año siguiente, un total de 1.905 refugiados actuales y antiguos demandaron al gobierno australiano por daños y perjuicios. El Gobierno accedió a pagar un total de 53 millones de dólares, por medio de un acuerdo.

Pese a haber accedido a pagarles a los refugiados por daños y perjuicios el gobierno se rehusó en aceptar responsabilidad y rechazó los reclamos de los demandantes. Por medio de un comunicado el Departamento de Inmigración y Protección Fronteriza expresó lo siguiente: “Una batalla legal de seis meses por este caso habría costado decenas de millones de dólares solo en honorarios legales, con un resultado desconocido”.

Además, añadieron: “En tales circunstancias, un acuerdo se consideró un resultado prudente para los contribuyentes australianos”, de acuerdo con el New York Times.

Según Sophie McNeill, quien trabaja para Humans Right Watch, las políticas migratorias australianas son “crueles” y el tratamiento a los refugiados por parte del Gobierno ha sido “inhumano”.

De hecho, el más reciente informe mundial sobre derechos humanos para el 2022, realizado por esta organización, explica que este país ha transferido a 900 refugiados a Estados Unidos por medio de un acuerdo pactado bajo el gobierno de Barack Obama, quien accedió a recibir a más de 1.200 personas, de acuerdo con The Guardian.

Sin embargo, este acuerdo fue llevado a cabo durante el gobierno de Donald Trump, quien lo llamó “un convenio tonto”. De acuerdo con el medio británico, al llegar a Estados Unidos estos refugiados se sentían “abandonados a su suerte”.

Al llegar solo con la ropa que llevaban puesta, los refugiados eran separados y enviados a ciudades diferentes. Luego les entregaban una notificación de deuda que podía llegar a ser de 11.000 dólares para un grupo familiar y solo les brindaban ayuda por 90 días. Esta ayuda cubría los hospedajes y una ayuda básica. Después de eso, estaban a su suerte.

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En teoría quienes deberían auxiliar a los refugiados son las agencias de reasentamiento, quienes los ayudan con las solicitudes de empleo, la autorización de trabajo y la asistencia médica durante este período. Pero debido a un recorte en el presupuesto para refugiados durante el mandato de Trump, quien redujo la entrada de refugiados al país en un 20 %, muchos trabajadores sociales no dan abasto con la carga laboral, están mal pagos y muchas veces no aparecen, de acuerdo con este artículo.

Estos grupos de refugiados, están conformados por mujeres que escapan de los asesinatos por honor, hombres homosexuales que huyeron de las autoridades iraníes, disidentes políticos huyendo de los talibanes, minorías sudanesas escapando de la limpieza étnica, familias enteras huyendo del genocidio en Myanmar, entre otros.

Pese a las circunstancias difíciles y a la pandemia que ha empeorado todo, para los refugiados es mejor morir lejos que estar en esos centros de detención, uno de ellos le explicó a The Guardian que “es mejor morir afuera, eres libre”.

Según el reporte de Human Rights Watch para este año, hay 230 refugiados y solicitantes de asilo que se encuentran en Papúa Nueva Guinea y Nauru. El Gobierno australiano reconoció que cancelaría su acuerdo con Papúa Nueva Guinea a finales del año pasado, pese a que 80 refugiados y solicitantes de asilo trasladados a Australia desde Papúa Nueva Guinea y Nauru por razones médicas o de otro tipo todavía siguen detenidos en estas islas. El gobierno ha rechazado las ofertas de Nueva Zelanda para acoger a algunos de los refugiados.

De acuerdo con McNeill, esta política inhumana va a ser adoptada por otros países. Dinamarca autorizó el traslado de solicitantes de asilo a ubicaciones extranjeras. Por su parte, la Cámara de los Comunes en el Reino Unido aprobó el “Proyecto de Ley de Fronteras”, que pretendía hacer lo mismo; el proyecto está siendo examinado por la Cámara de los Lores. Estas leyes incluirían los aspectos más preocupantes de la política australiana en el trato hacia los refugiados y solicitantes de asilo.

McNeill también explicó por qué, pese al rechazo de la comunidad internacional y de los grupos defensores de los derechos humanos, el Gobierno australiano todavía sigue ejerciendo estas políticas crueles y deshumanizantes: para ganar elecciones.

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De acuerdo con la periodista, “esta táctica populista ha ayudado a garantizar que estas políticas abusivas se hayan mantenido durante tanto tiempo. El trato inhumano a los refugiados no es una política de disuasión aceptable ni legal”.

Dos primos, un mismo infierno

“La ley nos dice que los niños solo deben ser detenidos por el período de tiempo más corto, sin embargo, crecí en esta jaula. Justicia es todo lo que pido. Ya no quiero sobrevivir. Sólo quiero vivir”.

Eso twitea Mehdi Ali un joven iraní que llegó a Australia cuando tenía 15 años junto con su primo en un bote, ambos fueron detenidos en un centro migratorio por el gobierno. Mehdi, quien prefiere que se le llame por su primer nombre, acabó de cumplir 24 años y aún sigue bajo la custodia del gobierno australiano viviendo en estos centros de detención, sin respuesta por parte del gobierno y sin posibilidad de vivir una vida normal.

“He cumplido más tiempo que los violadores, pero nunca he cometido un crimen en toda mi vida. Mi único “delito” fue pedir seguridad a este país. Un asesino probablemente podría estar en libertad condicional a estas alturas”. Ese es otro de los tweets de este joven quien usa la red social para contar los horrores que le ha tocado vivir a él y a sus compañeros.

Por ejemplo: “Noticias de última hora: ¡la detención del hotel del parque en Melbourne está en llamas y nos mantienen en el edificio en lugar de llevarnos a un lugar seguro!”.

Ese mismo día Mehdi comunicó esto: “ACTUALIZACIÓN: Todavía estamos atrapados en el lobby del nivel uno. No tenemos acceso al aire fresco y algunos de nosotros tenemos problemas de salud. Hubo un problema con el baño y algunos chicos tuvieron que hacer sus necesidades en botellas. Algunos necesitan fumar y algunos necesitan mantas”.

Mehdi y su primo Adnan llegaron a Australia cuando eran adolescentes, con 15 y 16 años respectivamente. Han estado encerrados por el gobierno australiano por 9 años. Son originarios de Irán y pertenecen a la minoría perseguida árabe ahwazí.

Instados por sus familiares a buscar un futuro a salvo, ambos jóvenes se fueron de Irán, cada uno por su cuenta, y llegaron a Indonesia. Pese a ser primos, nunca vivieron cerca uno del otro, pero sí se conocían desde la infancia. Por una extraordinaria coincidencia, los contrabandistas de personas los empujaron hacia el mismo barco de pesca que tenía sobrepeso desde Indonesia con destino a Australia, de acuerdo con The Guardian.

Desde ese momento ambos jóvenes casi no se han separado, llegaron a Australia después de estar a mar abierto por cuatro días. Su barco fue interceptado por la armada de este país, cuando desembarcaron en la Isla de Navidad.

Originalmente estos jóvenes estaban estáticos por haber sobrevivido y llegado a su destino. Sin embargo, mientras ellos estaban en altamar el primer ministro de ese entonces Kevin Rudd anunció que ninguna persona que llegase al país por medio de un barco solicitando asilo se le permitiría establecerse en el país. En menos de una hora de haber llegado, les avisaron que no podían quedarse.

En el centro de detención de esa isla pasaron nueve meses. Después fueron trasladados al centro de detención de Nauru, en donde fueron alojados en un campamento familiar, ya que ambos eran menores de edad, y pudieron asistir a una escuela dentro del centro de detención, escuela que luego fue cerrada por el gobierno.

Una de sus profesoras los describió como dos jóvenes educados, respetuosos y con ganas de aprender. Mehdi, particularmente, tenía mucha afinidad con las artes.

Un año después de su llegada a Australia la solicitud de protección de ambos fue reconocida formalmente. Es decir, debido a que podrían ser perseguidos en su país de origen, no podían ser devueltos allí legalmente. Australia estaba obligada de forma legal a protegerlos. Esto no cambió en nada sus condiciones, como reportó The Guardian.

En el 2016 este medio publicó una investigación en la cual se reveló el abuso hacia los niños que estaban en detención. Estos niños fueron agredidos sexualmente, golpeados, abusados y sufrieron efectos catastróficos en su salud mental, lo que los llevó a la depresión e intentos de suicidio.

Uno de los guardias que trabajaban en el centro de detención amenazó a Mehdi de muerte. Por otro lado, cuando Adnan se cosió los labios en protesta por el trato recibido y se sentó frente a uno de los edificios gubernamentales junto con Mehdi, quien estaba a su lado apoyándolo, ambos fueron enviados a la cárcel con la justificación de una ley de Nauru que prohibía las protestas.

En la cárcel fueron desnudados y esposados y otro prisionero los golpeó, escupió y maltrató. Ningún cargo fue presentado en contra de esta persona. Debido a estos incidentes la salud mental de estos dos jóvenes se vio severamente afectada.

En el 2019 los trasladaron a Australia. Eventualmente, Mehdi fue aceptado para ser reubicado en Estados Unidos, en virtud del acuerdo de intercambio de refugiados entre Australia y los EE. UU., pero Adnan no. Después de meses de incertidumbre que afectaron su salud mental y lo llevaron a otro intento de suicidio, Adnan supo que también había sido elegido para ir a los Estados Unidos.

Todavía no hay fecha de cuándo sucederá o si alguna vez ambos podrán restablecer sus vidas en Estados Unidos. Actualmente, se encuentran recluidos en el Park Hotel de la ciudad de Melbourne, donde se encontraba el tenista serbio Novak Djokovich.

Estos jóvenes iraníes han visto a sus amigos quemarse vivos antes que seguir en estas condiciones. Ellos también se han intentado suicidar. Han pasado de ser niños a ser adultos sin poder disfrutar sus años de juventud y adolescencia.

Por su parte, Mehdi afirma que su salud física y mental empeora cada día que pasa. Su régimen de medicación fue interrumpido y sus dientes le duelen.

Hoy, lo único que piden es tener una vida propia. Medhi señala: “En este momento solo quiero dar un paseo por la calle, solo quiero una vida sencilla, ingenua, pero una vida que sea mía, que sea libre”.

Mehdi aprendió a tocar la guitarra solo, Adnan canta. Para homenajear a los amigos que murieron mientras estaban encerrados tocan “Tears in Heaven” de Eric Clapton.

De acuerdo con The Guardian, Adnan y Mehdi han visto, con el pasar de los años, cómo liberaban a sus amigos permitiéndoles comenzar una nueva vida en Australia y en el extranjero, pero también han visto a otros sucumbir a la negligencia médica o al suicidio. Adnan por su parte, explica que ha perdido a varios de sus amigos, “gente que nunca pensé que se suicidaría. Pero desafortunadamente lo hicieron. Nos dejaron y se fueron”.

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