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Alerta en València: una banda estafa a tiendas desde México con falsos cobros urgentes

Alerta en València: una banda estafa a tiendas desde México con falsos cobros urgentes

El caso más sonado, que adelantó en exclusiva Levante-EMV el pasado 3 de diciembre, se produjo en un centro comercial de València. La empleada de una tienda de bolsos y complementos, de 21 años y recién contratada, acabó dándole casi 2.500 euros a los estafadores y contratando a uncerrajero para que abriese con una radial la caja fuerte del establecimiento, tras caer en la trampa de los delincuentes.

Tres semanas después, el 14 de diciembre, fue otra chica, esta vez en un bingo de Gandia, la que cedió a la verborrea de los timadores, quienes consiguieron que les enviara cerca de 3.000 euros mediante un código QR obtenido para ingresar el dinero en una cuenta de criptomonedas. La joven estaba convencida, porque así se lo hizo saber el tipo que le hablaba desde el otro lado de la línea telefónica, de que el encargado del bingo estaba al tanto de lo que estaba sucediendo. De hecho, como a la víctima anterior —y a todas las demás— le aseguró que tenía en un teléfono la llamada con ella y en el otro, a la persona responsable del bingo. De ahí lo de timo de la doble llamada.

En ese caso, dado el tipo de establecimiento, con más efectivo que una tienda de bolsas por razones obvias, la chica no tuvo que tocar la caja fuerte. Con coger el dinero de la registradora, reunió el importe que su interlocutor le dijo que el bingo adeudaba y que debía ingresar inmediatamente so pena de multa.

Vigilan y eligen a la víctima

Alerta en València: una banda estafa a tiendas desde México con falsos cobros urgentes

En principio, los agentes especializados en ciberdelincuencia de la Policía Nacional, que han asumido ambas investigaciones, sospechan que el estafador realizó las llamadas desde México, porque es el patrón que se repite desde hace más de dos años y en toda la geografía española. Eso sí, desde que la Policía Nacional alertó públicamente de una oleada de este tipo de estafas en Vigo, en mayo del año pasado, cometidas algunas de ellas incluso en pleno confinamiento —la víctima fue una empresa de párquines—, los delincuentes pasaron a llamar desde números ocultos, por lo que el +52, prefijo de México, dejó de ser visible.

A estos dos casos recientes, se le suman al menos cuatro más, ocurridos algunos en marzo y otros en agosto, de los que fueron víctimas dependientas, camareras o recepcionistas —coincide que casi siempre son mujeres muy jóvenes, por el puesto laboral que los estafadores buscan como objetivo: de baja cualificación, por horas y muy precario— de tiendas de ropa, supermercados, heladerías y hasta un hospital veterinario.

Fue este último en el que la organización —posiblemente es la misma siempre— logró el mayor botín: cerca de 4.000 euros. Se trata del Hospital Veterinario de la Universidad Católica de València, que sufrió el asalto el 18 de agosto. La chica que se encontraba en ese momento en la recepción del hospital, y cuya reciente contratación había sido anunciada en redes sociales —de donde extraen los datos necesarios para ganarse la confianza de la víctima—, llegó a contratar un cerrajero con lanza térmica para abrir la caja fuerte y poder afrontar el «urgentísimo pago» de la deuda que le hizo creer su interlocutor que solo ella podía solventar.

De hecho, esa acción llegó a generar cierta inquietud entre los clientes, dado el calentamiento, el polvo y el humo que generó y que la actividad en la clínica no se detuvo mientras el operario reventaba, literalmente, la caja fuerte.

En todos los casos, el estafador, que antes ha recopilado información sobre la víctima para darle apariencia de cercanía y veracidad, llama al teléfono fijo, pero enseguida convence a la víctima de que le facilite el número de su móvil con la excusa de que no escucha bien y el argumento de que, de ese modo, deja libre el fijo para que el encargado o la encargada tengan esa línea libre para contactar con su subordinada.

El dinero se atomiza en segundos

Antes de eso, ya le han hecho creer que debe reunir el dinero lo más pronto posible para o bien pagar una deuda sin la cual no recibirá la mercancía de reposición urgente del establecimiento —o fármacos, en el caso de la veterinaria— o bien para evitar una elevada multa a ella o al negocio. Y la han convencida de que ella es la única solución en ese momento.

Una vez que las empleadas tienen el dinero —oscila entre 600 y esos casi 4.000— le dicen cómo hacérselo llegar: debe dirigirse a uno de los escasos cajeros de criptomonedas de València —o Gandia—, abrir una cuenta para ingresar el dinero, recibir el código QR, conectarse con él a la cuenta destinataria e ingresar el dinero. A partir de ahí, convertido ya en virtual,se atomiza en decenas de subcuentas y, simplemente, adiós. Ya no hay manera de seguirle el rastro.

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