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Cazadoras de éxito: Sara Blakely, la más joven milmillonaria

Cazadoras de éxito: Sara Blakely, la más joven milmillonaria

Detrás de la sonrisa franca y angelical de Sara Blakely se esconde una cazadora de éxito de pura cepa. Tenía un trabajo de vendedora de máquinas de fax a domicilio, cuando de repente decidió convertirse en empresaria. Su objetivo era encontrar y comercializar prendas que se pudieran llevar debajo de unos pantalones blancos sin dejar marca. Esta idea la catapultó hacia el puesto de mujer más joven en entrar en la lista de la revista Forbes. Su fortuna se calcula en los 1.160 millones de dólares, unos 1.000 millones de euros.

Está considerada como una de las 100 mujeres más influyentes del mundo. Su trayectoria la ha consagrado como paradigma del emprendimiento en femenino. Capaz de idear un producto de consumo y de arriesgar su dinero en busca del éxito. Blakely invirtió 5.000 dólares en el desarrollo de su idea, después consiguió que la cadena Neiman Marcus, especialista en ropa para mujer, vendiera este producto. Su marca Spanx comercializa sus productos en 65 países, entre los que se encuentran la lencería original, pero también mallas, ropa para embarazadas e incluso para hombres.

La historia de Blakely podría ser la de cualquier mujer que esté leyendo estas líneas. Natural de la localidad de Clearwater de Florida (Estados Unidos), es hija de un abogado y una artista. Estudió en la universidad del estado de Florida, donde obtuvo el Bachelor of Arts and Science.

Tropiezo en Derecho

Cazadoras de éxito: Sara Blakely, la más joven milmillonaria

Su primera vocación fue la abogacía, pero desistió por sus bajas calificaciones en la prueba de admisión a la Escuela de Derecho. Su trayectoria laboral se inicia en el Disney World de Orlando, donde trabaja tres meses. Tras ejercer como comediante de a pie, acepta un trabajo en la compañía de suministros de oficina de Danka, que le lleva a vender aparatos de fax de puerta en puerta.

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Como alguna de las grandes innovaciones en la moda, Blakely obtuvo la idea revolucionaria en sus propias carnes. En Danka le obligaban a llevar medias con el calorazo que hacía en Florida. Harta de las incomodidades de esos pantys, en una fiesta decidió eliminar la parte de los pies para llevar esta prenda debajo de unos pantalones nuevos. Blakely estaba inventando en ese momento la moda de llevar pantys, que realzaban su figura, debajo de los pantalones. Una prenda que se encuentra hoy en la sede de Spanx, la empresa con la que ha alcanzado el éxito.

Funda esta compañía con 27 años, mientras seguía vendiendo faxes puerta a puerta. Cuando quiso patentar sus invenciones se dio cuenta que no existía en todo el Estado de Georgia una abogada que fuera mujer, por lo que compró un libro de Barnes & Noble donde aprendió a escribir su propia patente. Una auténtica cazadora de éxito.

Se traslada a Carolina del Norte donde estaban los principales fabricantes de calcetería estadounidense, pero no encuentra nada más que el rechazo de una industria dominada por hombres. Uno de ellos, por presión de sus tres hijas, decide apoyar este proyecto finalmente.

Revolución Blakely

Blakely revoluciona la industria de la ropa interior. Las pruebas las hace ella misma, su madre y sus amigas. Descubre que los fabricantes de estas medias sólo utilizaban una talla de cintura para ahorrar costes, lo que le lleva a utilizar diferentes tamaños de elástico para distintas tallas.

Blakely llega a un acuerdo con un abogado para finalizar los trámites de patentado de su marca. Se imbuye en el mundo del empaquetado de sus productos y elige el color rojo, lo cual era una novedad en aquél tiempo, en que se utilizaban el blanco, el beige y el gris.

El nombre fue la última etapa de su sueño. Descubrió que Kodac y Coca Cola tenían una gran fuerza para los inventores de estos productos. Mientras conducía, le vino la palabra spanks (azote). El final de esta historia es sencillo. Para jugar con los dobles sentidos y no ser explícita en exceso, decidió cambiar la últimas dos letras por la x. Había nacido una estrella de la moda femenina: Spanx.

Cuatro millones de ventas en su primer año, diez millones en el segundo. Ahora quiere diseñar el zapato de mujer más cómodo del mundo. Mientras, la fundación que creó en 2006 y que lleva su nombre, contribuye a ayudar a mujeres en su educación y en su trayectoria como emprendedoras.

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